jueves, 24 de enero de 2008

Quién pudiera

“Raskólnikov estaba tan fatigado de aquel tiempo, de aquel mes, que no podía resolver cuestiones semejantes más que de una manera: 'Entonces, le mato', pensó con fría desesperación.”

Dostoievski, Crímen y Castigo, Moscú: Progreso, tomo II, pp. 217.

No hay comentarios: