domingo, 20 de marzo de 2011

El cuadro de Luis Santos

No sé cómo se llama o si tiene título. Ya preguntaré. Este cuadro de Luis estuvo en casa toda mi vida. Vivió conmigo 14 años en Estrada y 11 en Gutiérrez. Después estuvo con papá, un poquito en Wineberg. Y ahora vuelve a mí, a Grecia. Es enorme para mi depto, pero no me importa. Abro los ojos a la mañana y ahí está: eso es todo, eso es tanto.
La familia de Luis es amiga de mi familia. Para mí es desde siempre porque yo soy la más chica de todos: desde que nací, ellos ya estaban, cuadro incluido.
En lo de mi viejo, además había otro cuadro, "el marrón" (que se va a Mendoza con Sago), y había un mural que Luis le pintó a papá especialmente en el friso del depto: una serpiente emplumada, Quetzalcoatl (cuando vendimos, intenté explicarle a la compradora las bondades del mural, pero estaba medio hecho merda por una filtración de humedad, así que dudo que haya permanecido; ¡y no tengo fotos!).
Habiendo tenido que dudar de tantas cosas en mi vida, las cosas que no son duda, que permanecen, son las que me sostienen, cuadro incluido. Digo cosas y me refiero a personas también. Por eso, cuando alguien que tiene que ver con todo esto me dice que las cosas son cosas y que no importa el cuadro, que hay otros, le digo que no tiene razón para nada. Y entiende.

1 comentario:

Cebas dijo...

Tengo fotos de Quetzalcoatl