miércoles, 21 de marzo de 2012

"Rolo Belmondo, el pingüino asesino", de Diego Muzzio

Vamos con otro puema en su día, del gran Diego, rimador exquisito.


En un iceberg anodino,
allá en el fondo del Polo,
vive un pingüino asesino
llamado Rolo Belmondo.

Perseguidor de sardinas
y azote de langostinos,
verdugo de las toninas
y de elefantes marinos.

Es más malo que una hiena,
ágil como un futbolista;
tiene una larga melena
y cuerpo de pugilista.

Piquito de doble filo,
plumaje a prueba de balas,
y un inimitable estilo
de compadrito con alas.

Rolo Belmondo es experto
en atraer a su presa:
se hace pasar por muerto
a la manera danesa.

Con los ojitos cerrados
se abandona a la corriente,
y flota en el mar helado
con esa pose indolente.

Así aguarda Belmondo
y cuando alguno se arrima,
con un golpe de taekwondo
ipso facto los intima.

Cuántos pobres infelices
han caído en la celada:
¡cuántos cuentan cicatrices,
cuántos ya no cuentan nada!

La impaciencia lo carcome
acechando al enemigo;
ni bien los caza los come
pues no hay que dejar testigos.

Le temen los osos blancos,
y ni hablar de las caballas;
las focas andan con zancos
y en taxi viajan las rayas.

Las ballenas, precavidas,
esperan un paquebote,
y embarcan algo abatidas,
pues no tienen camarote.

Las orcas y tiburones
no se acercan por el Polo,
y prefieren los aviones
para despistar a Rolo.

Las únicas medias bobas
siguen siendo las sardinas,
con sus primas las anchoas
y sus tías las corvinas.

Todas prefieren quedarse
en esas aguas heladas:
mejor sería mudarse
y no ser asesinadas.

Pero qué le vamos a hacer,
son más duras que las cabras:
algún día van a aprender
y se irán a otras aguas.

Mientras tanto el cruel Belmondo
en su iceberg solitario,
pasa los días orondo
sin encontrar adversario.

Se sabe: últimamente,
la policía polar
en barcos y en parapente
lo quieren localizar.

Es un trabajo muy duro
que requiere mucha maña,
pero no tienen apuro
en completar tal hazaña.

Tal vez le temen un poco
y no lo quieren confesar;
hay que estar muy mal del coco
para quererlo encontrar.

Pues Belmondo, -¡qué osadía!,
¡qué cosa más chabacana!-,
también come policías
como si fueran bananas.

2 comentarios:

nicolás schuff dijo...

¡copante!

"se hace pasar por muerto / a la manera danesa".

Ana Lucía dijo...

Falta usté, mande algo.